Las azaleas japonesas de exterior florecen en primavera, y las azaleas de interior florecerán en invierno y primavera.
Son plantas muy productivas en flores, florecen en grandes cantidades en forma de campana, y las hay de múltiples colores: rosas, rojas, fucsias, moradas… pasando por todas las tonalidades intermedias.
En una maceta, pueden llegar a medir 50 cm de alto,
mientras que si las plantamos en el suelo
pueden crecer mucho más llegando
hasta el metro y medio de altura o
incluso dos metros.
Es importante tener en cuenta, una vez que nos hemos decidido a tener esta maravillosa planta de interior, que no es fácil de cultivar, pero no ha de ser excusa para usarla como decoración de nuestra vivienda. Es tan bonita que todos los cuidados y atenciones que necesita para crecer fuerte y sana se verán compensados con creces.
No es específicamente una planta de interior, por lo que dentro de casa tendremos que colocarla en un lugar con mucha luz. Si la tuviéramos en el jardín, por el contrario, la colocaríamos en semisombra mejor que a pleno sol, pero si hubiera bastante humedad sí podría estar al sol.
La azalea necesita humedad, con lo que para evitar que se seque, tendremos cuidado de no colocarla cerca de fuentes de calor fuerte como radiadores o estufas.
A nivel de riego, por el alto nivel de humedad que necesita, requiere mucha agua. Mientras esté en floración la regaremos a diario y, en verano, incluso un par de veces al día. Pero cuidado, la azalea no tolera las aguas duras, calizas o alcalinas, se le ponen las hojas amarillas. Será mejor usar agua de lluvia.
Mientras está en floración es recomendable echarle cada dos semanas un poco de fertilizante para plantas acidófilas como el rododendro, la gardenia o la camelia. Pueden afectarle enfermedades como la plaga de la mosca blanca, o la de la araña roja, por lo que tendremos que estar pendiente de sus hojas.
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