Conclusión: nosotros contentos, las plantas contentas y el agua contenta.
¿Qué necesitamos?
Varias botellas de plástico grandes y alguna más pequeña para meter dentro, un cuchillo y hojas secas que podemos coger de nuestras propias plantas.
¿Qué tenemos que hacer?
Es sencillo, cogemos la botella grande y le cortamos la base, unos 2-3 cm.
Ahora cogemos la botella pequeña y la cortamos por la mitad. Desechamos la parte de arriba y nos quedamos con la parte de debajo de la botella pequeña.
Esta parte de abajo pequeña la colocamos encima de la tierra llena de agua, y colocamos encima la botella grande. La cosa es que al abrir el tapón de la botella grande, podamos echar agua y tiene que caer en la pequeña.
¿Vamos bien? Ok, seguimos.
Este sistema lo montaremos en cada maceta que tengamos que regar, así que puede que tengamos que montar varios sistemas si tenemos muchas macetas. Además añadiremos en cada maceta las hojas secas que previamente hemos recogido, para hacer una especie de alfombra.
¿Cómo funciona?
Es sencillo, se trata del efecto invernadero: el sol impacta sobre la botella, y hace que se evapore el agua de dentro. El aire que está en el interior de las dos botellas se humedece y así se produce la condensación. Se van haciendo goticas, gotas y gotas que, cuando se hacen muy grandes se van deslizando por las paredes de la botella grande y van cayendo poco a poco a nuestra planta. Reproducimos así a nivel casero el ciclo del agua.
Se trata de un sistema muy usado en zonas rurales con pocos recursos, pero con mucha observación de la naturaleza.
¿Te animas a hacerlo?
Me ha gustado mucho el post porque lo explicas de una forma sencilla y de poder hacerlo en casa sin ninguna dificultad, lo probaré a ver que tal me queda!
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